domingo, 27 de junio de 2010

Idolatría

"Quien deja de creer en Dios, cree en cualquier cosa". No sé si Chesterton se refería al plano religioso exclusivamente, pero creo que esa frase está cargada de razón. Constantemente veo increíbles manifestaciones de fe por la televisión, y no me refiero a procesiones, precisamente. Tampoco me refiero a esa Fe razonada, sobre la que se puede hablar, y al menos conceder un porcentaje de duda a tu interlocutor, no. Me refiero a la fe que mueve montañas sin apenas tener motivos para ello. Me refiero a muestras de fe rayanas la idolatría más absurda e insustancial.


¿Quién no ha visto a esas manadas de adolescentes suprahormonadas, que se autodenominan "Fans" (de fanáticas, supongo) que ponen sus sueños, esperanzas e ilusiones en un actor/ cantante/ actriz/ grupo musical/ personaje ficticio y protagonista de una película de cuestionable calidad? ¿Quién no se ha preguntado de dónde sacan el tiempo, las ganas o la voluntad para hacer cola durante seis horas, o madrugar tanto? ¿Por qué no emplean todo ese derroche de energía en otras facetas de su vida? En otras chorradas insustanciales, como por ejemplo los estudios, las amistades, la familia...

Pero no sólo se idolatran personas, sino también a gobiernos extintos (Antes creía que los antiguos eran tontos por adorar al Sol o al rayo...). Qué podría decir de la infame II República española, ejemplo de convivencia perfecta para muchos, que representa la sociedad ideal a la que deberíamos aspirar, por muy mal que acabase y muchos errores que cometiese. No te atrevas a decir que empezó ilegítimamente, perdiendo unas elecciones municipales, que corres el riesgo de que la Laica Inquisición te juzgue y te condene a llevar el Sambenito (o Sanfachito, más bien) de retrógrado y reaccionario, a pesar de no saber siquiera ellos hacia donde van para que les moleste que alguien reaccione y retroceda.

A pesar de la falta de religiosidad del personal me abruma su fortaleza de fe. No creen en Dios porque no cuela, pero muestran unas tragaderas más grandes que el Gargantúa de Vitoria. San Obama, Santa Belén de los Estéban, San Sergio Ramos mártir... Y cuando sus ídolos caen sus esperanzas van con ellos, depresiones porque el Madrid no ha ganado la liga, o porque los Jonas Brothers se separan. Madre mía, el trastazo contra el duro suelo duele, ¿no? ¿Acaso merece la pena seguir viviendo? ¿Seguirá el mundo girando como si nada? Duras preguntas, en otra época recomendaría hablar con Dios, pero ahora está sobrevalorado. 

Tranquilos, siempre nos quedará Google.

Por Fëanar.

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