Hay ciertas palabras que dicen mucho más de lo que pretendemos comunicar en primera instancia y es necesario tener cuidado al utilizarlas, porque despiertan en nuestro interlocutor ideas que muchas veces pasan desapercibidas.
"Catolicismo" es una de esas palabras, pues no deja indiferente a nadie. Algunos podemos asociarlo a la Iglesia de Cristo, pero para la mayor parte de la sociedad implica restricción doctrinal, falta de libertad, ritualismo caduco u otras similares, siendo su verdadero significado ignorado por casi todos. Es una de esas palabras que asustan.
"Catolicismo" es una de esas palabras, pues no deja indiferente a nadie. Algunos podemos asociarlo a la Iglesia de Cristo, pero para la mayor parte de la sociedad implica restricción doctrinal, falta de libertad, ritualismo caduco u otras similares, siendo su verdadero significado ignorado por casi todos. Es una de esas palabras que asustan.
Esto es debido a que no hemos sido capaces de transmitir el anuncio de Dios al mundo actual. ¿Por qué nos empeñamos en seguir hablando griego antiguo en pleno siglo XXI? ¿Por qué pretendemos mantener las formas además del fondo? En la época de San Pablo todos sabían lo que significaba katholikós, pero ahora son muy pocos, incluso entre los propios católicos, los que lo saben. No tiene ni pies ni cabeza conservar algo que tan sólo dificulta la evangelización.
Esta es la clave de todo: podemos cambiar el medio sin comprometer el mensaje. No es una modificación, sino una traducción. Tan sólo es un primer paso, pero nos ayudaría a cambiar la idea que se tiene de la Iglesia, pues nosotros, nuestros defectos, manías y formas de hablar son una de las causas más importantes de que los que buscan a Cristo con tanta ansia miren a la Iglesia y no lo encuentren.
La labor de la Iglesia es conservar el mensaje de Cristo y hacerlo llegar a todo el mundo, ya vivan en la China del siglo XVI, en la Europa del XXI o en el Orión del XXXII, y difícilmente lo va a hacer si sigue llamándose a sí misma con términos de un idioma que hace más de un milenio que no se habla.
Porque la Iglesia tiene una vocación universal, absolutamente abierta a toda la humanidad, sin importar cultura, lengua o condición, por eso es totalmente contraproducente utilizar un nombre con un significado tan oscuro como "Católica" que, además, está lastrado por tantos prejuicios. La Iglesia de Cristo es una Iglesia Universal, abierta a todos, capaz y con el futuro a sus pies. Es la Iglesia Universal. Y ese es, precisamente, el significado de la palabra katholikós.
Fëanar
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